miércoles, 27 de julio de 2011

Too much, too soon?

CM Punk se comió el lunes a Cena en cuanto a reacción de los fans. Esperemos que los ratings también lo reflejen... 

No sé si habréis visto esa obra maestra del séptimo arte que es Vertigo, de Alfred Hitchcock. Si no es así, os aviso que hay doble spoiler: de RAW y de la peli. En Vertigo Hitchcock nos cuenta la historia de un policía  que se enamora de una chica a la que no puede salvar de tirarse de lo alto de una torre, ya que tiene miedo a las alturas. Tiempo después, se encuentra con otra chica que es exactamente igual que la primera, lo que le hace obsesionarse hasta perder la cabeza. Llegado un momento la peli muestra que, efectivamente, ambas mujeres son la misma persona. Como todos sabéis Hitchcock era un maestro del suspense, así que ¿dónde está el suspense si nos desvelan que las dos mujeres son la misma?, ¿no hubiera sido mejor dejar la duda en el aire hasta el último momento? Al respecto el bueno de Alfred comentaba lo siguiente:
Me puse en el lugar de un niño cuya madre le está contando la historia. Cuando hay una pausa en el relato el niño siempre dice: "¿Qué viene después mamá? Pues bien, sentía que la segunda parte de la novela [en la que se basa la peli] estaba escrita como si no hubiera nada después, mientras que en mi fórmula, el niño, sabiendo que Madeline y Judy son la misma persona preguntaría: "¿Y Stewart [Jimmy Stewart, prota de la peli] no lo sabe, verdad?, ¿Qué hará cuándo se entere?"... Nuestro suspense gira en torno a cómo reaccionará cuando se entere de que Madeline y Judy son la misma persona. 

Simple, pero genial. En el wrestling a veces, muchas en realidad, se bookea igual. Se crea un ángulo que los espectadores saben exactamente cómo va a acabar, pero no cuándo. La gracia está en tenernos pegados al televisor para comprobar en qué momento, y de qué modo, se va a producir ese clímax que llevamos esperando desde que se plantaron las primeras semillas de la storyline. Claro está, lo crucial en este tipo de bookeo es el ritmo con el que se desarrolla la historia y el tiempo que la empresa en cuestión es capaz de dilatarla sin que pierda frescura. Cuánto más se alargue, más expectativas se crean sobre el momento decisivo, más se exige que sea algo auténticamente genial, a la altura de la tensión que el ángulo ha ido generando. La presión sobre el equipo creativo aumenta así exponencialmente, porque si no son capaces de crear algo tan especial como la gente espera se pueden cargar toda la storyline.

Parte de la debacle de la WCW se debe precisamente a dos gigantescas meteduras de pata a la hora de resolver dos storylines de larga duración que les habían proporcionado un gran éxito: el feud entre Hulk Hogan y Sting por un lado, y el fin de la racha de Goldberg como invicto por otro. No voy a recordar el magno desastre que ambas supusieron porque ya se han escrito ríos de tinta al respecto. Simplemente puntualizaré que mientras tanto la WWE daba un golpe maestro con un doble turn entre The Rock y Mankind en Survirvor Series 1998 que hizo que nuestras mandíbulas golpeasen el suelo. Después de eso la WWE barrió a la WCW de las Monday Night Wars, así de importante es rematar bien este tipo de storylines...

    Si aquí parece que Sting pone cara de circunstancias teníais que haberle visto en el vestuario...

En los últimos años la WWE nos ha ofrecido varios ejemplos, buenos y malos, de este tipo de bookeo. Dio en la diana con el turn face de Batista ante Triple H y con el final de Wrestlemania XX, aunque hoy duela recordarlo. Hasta cierto punto también con el regreso del Undertaker al gimmick de Dead Man. La traición de Shawn Michaels a John Cena en 2007 no estuvo mal... En cambio, el turn de Mickie James a Trish Stratus y la reunificación de D-X en 2006 resultaron bastante sosas para llevar tanto tiempo esperándolos... No fueron totalmente desastrosos, pero da la sensación de que se perdió una gran oportunidad... 

¿A cuento de qué viene todo esto? Bueno, si la foto de cabecera no lo había aclarado ya, me refiero al regreso de CM Punk a RAW. Sinceramente, creo que podían haber alargado el ángulo un poco más. Pensaba que ayer irían más porque Punk apareciese y se mofara del nuevo campeón fuera quien fuese... Pero todavía no un regreso en toda regla. No sé, la cuestión se está debatiendo ardientemente por todo Internet y hay argumentos contrarios al mío que, la verdad sea dicha, son bastante convincentes... Pero sigo sin terminar de verlo. Es cierto que ya todos teníamos claro que era una storyline, con lo que la incertidumbre de si la marcha de Punk era real o no había terminado. Aún así, me remito a las palabras de Hitckcock: dónde nos la jugábamos era en el cómo y el cuándo y no en el qué.

Cierto es también que estamos a las puertas del segundo PPV más importante del año y la WWE no se podía permitir dejar colgando el ángulo... Habrá que darles un margen de confianza, porque a pesar de las dudas nos demostraron en Money in the Bank que, de momento, tienen las cosas claras. Esperemos pues que esto no sea una de las típicas urgencias de la WWE actual, y que verdaderamente tengan preparado algo igual de grandioso para SummerSlam... 

 Trips me da más miedo de traje que vestido de corto...

Por otro lado, ¿cómo no dudar? Uno ve RAW y se echa por enésima vez las manos a la cabeza. Haces ganar a Rey Misterio el título... para perderlo una hora más tarde. Pero bueno, ¿para esto el torneo por el título?, ¿cómo puede abrirse RAW con un combate que tenía que haber sido el Main Event del programa? Si querían volver a meter a Cena en la escena del título para continuar el ángulo con Punk, ¿no hubiera sido más sencillo meterle a capón en la final y hacer un triple threat con la excusa de que con el despido no había podido participar en el torneo? Ya hubiera sido algo peliagudo, pero al menos no se hubieran cargado de un plumazo todo el booking de la semana pasada, humillando a Rey y The Miz y desvalorizando otro poco más el campeonato WWE.

Y más: Triple H dejando el push a R-Truth en poco menos que nada, regreso anticlimático de John Morrison, Alberto Del Río perdiendo credibilidad como aspirante a pasos agigantados, Zack Ryder sale al fin en el programa... enfrentándose a ¡Michael Cole! Sí amigos, Michael Cole. Y a todo esto, ¿el General Manager anónimo de RAW que piensa de lo que está sucediendo en "su" programa? La vida sigue igual (de mal) y me confirma de nuevo lo que vengo diciendo hace unos días: si hay cambio en WWE va a tener que ser mucho más profundo que poner a Punk como nuevo luchador franquicia

Para decirlo más claro: o la WWE reconstruye de una vez la midcard (y las divisiones de tags y femenina, pero lo primero es lo primero) o ni Punk, ni Bryan, ni el Flair de los 80 revivido son capaces de salvar el barco. Mientras la primera hora de RAW y Smackdown! no sirva más que para rellenar huecos hasta que salgan los 3 o 4 en los que la WWE pone interés no remontaremos. Mientras todo el roster sirva para poner over a esos mismos 3 o 4 o para hacer gracietas sin sentido, mientras sigan siendo peones más o menos prescindibles, no iremos a ninguna parte. 

¿Adivinan quién es el nuevo número 1 del PWI 500? El mundo se está volviendo loco...

Y lo que es peor, seguiremos quemando a luchadores con mucho potencial sólo por no darles el sitio para el que realmente están preparados. Ahí está el pobre Miz, que sin duda es un midcarder nato, y bastante bueno para eso me gustaría añadir, pero con el que han cometido el lamentable error de pretender poner la empresa sobre sus espaldas. Idem con R-Truth, con Ziggler, con Swagger (bueno, a él no le veo ni de midcarder, todo hay que decirlo) y con tantos otros. Mientras tanto el tipo que ahora parece destinado a ser el próximo Hogan o Austin dormitaba en medio de ninguna parte del roster desde mediados de 2010. ¿Alguien lo entiende? No, claro.

Lo triste es que quienes pagan el pato acaban siendo los propios luchadores, que se comen abucheos y situaciones embarazosas y encima son depusheados y hasta despedidos por la ineptitud ajena. Vladimir Kozlov no tiene la culpa de no ser un campeón en potencia, la culpa la tiene quién pensó que podía medirse a Triple H o el Taker en igualdad de condiciones. Tres años después está haciendo comedia con Santino Marella... ¿es que no había un término medio? 

Por el bien de Punk, de Bryan, Del Rio, Sin Cara y demás potenciales leyendas de la empresa, y nuestro propio como espectadores por supuesto, esperemos que terminen por encontrarlo de una maldita vez.

lunes, 25 de julio de 2011

Shawn Michaels “My Journey”, una crítica


Como os dije hace un tiempo, recientemente cinco nuevos DVD han engrosado mi colección. Iré colgando las críticas de todos ellos poco a poco… 

El primero del que me gustaría hablaros es este My Journey, de 2010, si no me fallan las cuentas cuarto DVD que la WWE dedica en exclusiva al gran Shawn Michaels. La verdad es que cuando me enteré de que iba a salir enarqué un poco la ceja… ¿otro DVD de HBK y encima tan pegado a Heartbreak and Triumph? Vale, si hay dos luchadores de los que la WWE puede sacar un DVD tras otro lleno de grandes combates esos sin duda son Shawn Michaels y Ric Flair. Pero, la verdad es que no terminaba de verlo. 

Cierto es, el mentado Heartbreak and Triumph resultó un tanto decepcionante. No sólo es que el documental no estuviera tan a la altura como otros que ha producido la WWE, sino que la selección de combates resultaba francamente cuestionable. En particular, el empeño por colocar el combate de una hora con John Cena en Londres quitaba otros muchos candidatos interesantes, dada su larga duración. No me entendáis mal, es un gran combate, sin duda el mejor del año 2007. Pero sinceramente, me parece que la WWE pensaba más en glorificar a Cena que al propio Michaels. Claro está, un DVD de HBK siempre merece la pena, pero no daba la sensación de ser el DVD definitivo, el broche de oro que un coloso del ring como Shawn Michaels merecía. 

Creo que esa es la razón principal por la que apenas año y medio después, y a las puertas de su retirada definitiva, la WWE nos ofreció este My Journey. El formato es muy diferente a Heartbreak and Triumph. En lugar de un gran documental que va seguido de promos y combates como extras, es el propio Michaels quien, entrevistado por Michael Cole, va rememorando su carrera, ilustrada por un buen número de combates. Ambos están fantásticos. Cole hace unas preguntas sorprendentemente relevantes, que están lejos de quedarse en tópicos o en alabanzas huecas. Por ejemplo, hablando de los primeros tiempos de D-Generation X allá por 1997, Cole dice sin cortarse un pelo que por aquel entonces Shawn no le caía bien. 

El propio Michaels no se queda corto. Sus respuestas son brutalmente sinceras. No hay más que ver el tremendo shoot a Hulk Hogan (y van…) o el cabreo que se coge cuando habla de la preferencia de Vince por los luchadores grandes y fuertes sobre los técnicos. Y por su lado más emocional, cómo casi se echa a llorar hablando de su familia o cómo se traba como un adolescente cuando comenta la profunda amistad que mantiene con Ric Flair. Gran, gran material, merece muchísimo la pena. 

Parece que Shawn y Michael se han hecho muy amigos después de rodar el DVD

El DVD recorre todas las etapas de la ilustre carrera de HBK, desde sus inicios como jobber en World Class a su (entonces) más que cercana retirada tras la obra maestra frente al Undertaker en Wrestlemania XXV. Afortunadamente, nos muestran varios combates de los Rockers, tanto en la AWA como en la WWF, con otros equipos legendarios como los Nasty Boys, Arn Anderson y Tully Blanchard (a los que Michaels agradece haber sido los primeros en recomendarlos para un push ante los oficiales de la WWE) o la mismísima Hart Foundation, que por cierto es mi tag favorito de todos los tiempos. Ya entonces se veía que Janetty era la rueda débil del equipo: sus movimientos eran menos realistas, menos fluidos que los de Michaels. No obstante, Marty era también un gran luchador que quizá mereció mejor suerte en solitario. Juntos formaban un tag espléndido, que debería haber ganado el título (y que de hecho lo ganó, aunque la decisión fue revisada días después y no aparece en los libros de historia). 

La peor parte del DVD es la de sus primeros tiempos en solitario. Nos muestran varios combates de los RAW primigenios en general discretitos, que casi sólo merecen la pena por recordar la atmósfera de aquellos primeros años del programa bandera de la WWE. La verdad es que resulta extraño porque en la parte de las entrevistas Cole y Shawn hablan de un combate importante en la carrera de HBK (por ejemplo las defensas de su primer campeonato WWE ante British Bulldog y Mankind en sendos In Your House) y luego nos llevan a otro que no tiene nada que ver, generalmente bastante peor. Supongo que se debe a que esos combates se encuentran en otros DVD y la WWE prefiere hacernos pasar por caja otra vez… 

En particular me sorprende la mala química que tenía con el British Bulldog, siendo ambos tan buenos luchadores. En el DVD nos ponen dos combates entre ellos, bastante parecidos entre sí por cierto, y en ninguno de los dos llegan a cuajar una faena de aliño. Igualmente, el combate con su amigo Sean Waltman (entonces 1-2-3 Kid) tampoco es el mejor que ambos tenían dentro, aunque es curioso por ver a HBK haciendo un Gorilla Press Slam, la única vez que recuerdo habérselo visto. Sorprendentemente Michaels dice estar orgulloso de los tres… 

Lo que Shawn ha hecho en la primera década del siglo XXI está a la altura de bien pocos...

Lo mejor del DVD está, como en la propia carrera de Shawn, en la parte dedicada a los 2000. La verdad es que lo que ha hecho HBK en esta década es simplemente legendario. Sinceramente, viendo este DVD me reafirmo en decir que el Shawn Michaels de los 90, siendo buenísimo, no era tan completo. Le faltaba a veces elegancia, psicología y adaptación a los rivales, especialmente aquellos más lentos que él (o sea, casi todos). En los 2000 este defecto no sólo había desaparecido, sino que HBK había dado un salto de calidad sencillamente gigantesco en este sentido. Tengo la impresión que su propio cambio personal -recordemos que los cuatro años que pasa alejado de los rings por lesión son también los de su matrimonio, paternidad y madurez, alejándose de los vicios y egoísmos que habían marcado su primera década en solitario- tuvo mucho que ver aquí… 

Sea como fuere, desde el combate con el Taker en Royal Rumble’98 hasta el final del DVD cae una obra maestra tras otra. Tenía bastante olvidada la pelea con Flair en Bad Blood 2003, y la verdad es que es una joya. Los primeros 10 minutos son un ejemplo de psicología de estos dos gigantes de la historia del wrestling, una lección sobre cómo vender una historia y meter al público en un combate. Mención aparte a los que quizá sean los dos mejores combates de la historia de Wrestlemania: ante Kurt Angle en Wrestlemania XXI y de nuevo frente a Undertaker en Wrestlemania XXV. Cuesta quedarse con uno de los dos, porque ambos son perfectos, cada uno en su estilo. El de Angle es técnicamente más fino, y te deja con la boca abierta desde el primer minuto al último. Pero el del Taker es más realista, y qué demonios, el Dead Man es uno de mis luchadores favoritos, así que personalmente me quedo con ese. Pero vamos, es escoger entre Jabugo o Guijuelo… ¡Los dos! 

Tenemos además dos combatazos con Chris Jericho. Primero, su sobresaliente pelea en Wrestlemania XIX, auténtico show stealer aquel año. El segundo, aquel brutal brawl en Unforgiven 2008 que prácticamente puso punto y final a su asombroso feud de aquel año, para mí como para muchos el feud de la década. Cinco años después del primer combate ambos parecen aún mejores luchadores, más maduros, más fieros, mejores storytellers. La repera vamos. La forma en que venden su odio mutuo es sencillamente wrestling puro (esto sí). La verdad, y sin ánimo de meterme en más camisas de once varas, no veo a casi ningún joven luchador llegando a esas alturas hoy día

Cuesta mucho ver esta intensidad en las nuevas superstars...

Me sobra en medio de tantos combates excelsos el que incluyen con Triple H. Y da hasta coraje, porque ambos nos han dado unas cuantas peleas de antología que sin embargo la WWE parece resistirse a editar en DVD. No alcanzo a entender por qué nos cuelan un combate del montón sacado de uno de esos aburridos Tribute to the Troops que todos los años promueve la empresa de Connecticut, cuando podían haber redondeado un DVD histórico con el Last Man Standig de Royal Rumble 2004 o el Hell in a Cell del Bad Blood de aquel mismo año, dos peleas más que recomendables. En fin, supongo que querían destacar la vena patriótica de HBK, pero la verdad es que a los no yankees estas cosas nos la refanfinflan bastante. 

Otro buen combate que se queda fuera y hubiera dado un salto de calidad aún mayor al DVD es aquel que Michaels mantuviera con Shelton Benjamin en un RAW de 2005. Pero supongo que no había espacio para más. En última instancia el DVD es simple y llanamente brutal. Si no fuera porque la cantidad de combates increíbles que contiene From the Vault es insana, diría que es el mejor DVD de Shawn Michaels que la WWE ha producido. Tiene defectos, como hemos comentado, pero sus virtudes los compensan ampliamente. Sólo por los comentarios entre HBK y Cole ya merece la pena pillarlo, así que no os lo penséis dos veces, compradlo o bajadlo -personalmente me da igual- y disfrutad del legado de un titán grande como pocos en la historia de este bendito circo. 

¡¡¡GRACIAS SHAWN!!!


viernes, 22 de julio de 2011

¿Wrestling puro?

Para muchos aficionados jóvenes esto no es wrestling puro

Leo en Solowrestling un artículo de opinión sobre Money in the Bank y no salgo de mi asombro. El autor afirma que en MITB ha triunfado el "wreslting puro" o como reza el título del artículo "con W de Wrestling". ¿A qué se refiere? A que el main event fue un gran combate, a que Daniel Bryan es un magnífico luchador aunque no tenga carisma ni sepa hablar, a que Alberto Del Río es también muy ágil y técnico. No hace mucho otro colaborador de Solowrestling defendía ardorosamente la X-Division de TNA porque según él es (de nuevo) "wrestling puro", tipos simulando darse de hostias en un ring, y cuanto más espectacular y dolorosa parezca/sea la hostia, pues más puro es. Y dejarse de zarandajas de promos, ángulos, psicología o gimmicks, que al parecer son añadidos innecesarios y hasta un poco molestos para el "wrestling puro".

Lo siento pero voy a ser categórico aquí: no pueden estar más equivocados. Hay cosas que son opinables y cosas que son como son, no dependen de la opinión de uno. Uno puede opinar sobre las responsabilidades de Estados Unidos en la situación actual del mundo árabe, pero no dudar de que los atentados del 11-S fueron una carnicería detestable. Uno puede opinar que al mundo le hubiera ido mejor si la URSS no se hubiera venido abajo, pero no negar que en 1991 la URSS dejo de existir. Uno puede opinar sobre si le gusta más McCartney o Lennon, pero está fuera de duda que los Beatles es el mayor fenómeno musical del siglo XX. Hay cosas que pertenecen al reino de lo subjetivo y cosas que son hechos crudos, puros y duros. 

Esto, claro que sí, es wrestling puro. ¿Es que no veis que está dando un salto mortal?

Por eso puedo decir sin género de dudas: opinadores de Solowrestling, estáis directamente equivocados. Si existe algo así como wrestling puro incluye ángulos, promos, gimmicks y psicología. El wrestling es 50% ring y 50% teatro (es decir: narrativa más interpretación), e incluso dudo de las proporciones. Y digo que esto no es opinable porque ha sido así desde siempre. Me remito a quien queráis, a Lou Thesz, a Antonio Inoki, al Santo, a Buddy Rogers. Me da igual, a quién queráis. El wrestling es acción+espectáculo. Cada promoción, cada momento histórico, cada tradición luchística y hasta cada luchador pueden combinar en diferentes grados y de diferentes modos ambos ingredientes. Pero si no está todo, no es wrestling. Así que a lo mejor vuestro problema es que no os gusta el wrestling, sino otra cosa. Como dice un amigo mío, George "The Animal" Steele es EL wrestling...

De verdad, no entiendo a estas nuevas generaciones, no sé qué wrestling han visto, con qué luchadores han crecido para decir ese tipo de cosas. Porque miro atrás y no encuentro por ningún lado ese "wrestling puro" del que hablan, ni el la NWA, ni en la AWA, ni en la WWF de los 80, ni en la Era Attitude, ni en WCW, ni en ECW, ni en TNA... ni mucho menos en promociones mexicanas o portorriqueñas, quizá un poco más en las japonesas, pero aún así el luchador que más horas de video acumula en Japón no es precisamente Kenta Kobashi, sino Stan Hansen.


Uno de los mejores luchadores que he visto en mi vida, y apenas sabía hacer tres o cuatro cosas en el ring. Muchos aficionados actuales seguro que le niegan el pan y la sal.

Lo que más me sorprende es valorar como triunfo de "wrestling puro", según la definición que usan estos opinadores, el PPV del pasado domingo. Cuando, como dije el otro día, es justo lo contrario: la demostración de que en el wrestling es necesario todo el paquete. Sin la promo de CM Punk, sin el ángulo con McMahon y Cena, sin la intervención de Vince y Laurinatis, sin el montaje de video, sin las caras de los dos luchadores ante la reacción del público de Chicago... ni combate cinco estrellas ni hostias en vinagre.

¿Queréis "wrestling puro"? ESTO ES WRESTLING PURO:


martes, 19 de julio de 2011

Algunos apuntes más...


¿Asistimos a los últimos momentos de Vinnie Mac en TV?

¡Vaya! Pues parece que la cosa sigue moviéndose después del RAW de anoche. Aviso que voy a comentar Spoilers. La verdad es que la jubilación de Vince es algo que sospechaba podía pasar tarde o temprano, como la del Taker o la de HBK. Pero cuando el momento llega, uno no puede evitar el shock. Y ojo, que las noticias apuntan que es más real de lo que podría parecer en un principio. No me extraña. El capitalismo devora hasta sus propios padres, y si las acciones bajan, no se respeta ni al fundador de la empresa. La WWE necesitaba un cambio profundo, y quizá ha llegado la hora de que Vince se aparte y deje fluir sangre nueva, y parece que quiere hacerlo a lo grande. De momento parece que se va confirmando el cambio de tendencia del que hablábamos anoche.

Lo único que me mosquea es que todo el ángulo con CM Punk pueda quedarse simplemente en el pistoletazo a otro, es decir, al de jubilación de Vinnie Mac, en lugar de suponer el ascenso del de Chicago al olimpo del wrestling, al que parece destinado. Hasta leer los resultados de RAW no tenía duda de que CM Punk se quedaba en la WWE. No me resultaba creíble que Vince le permitiera irse con el cinturón. No lo hizo con Bret Hart, al que apreciaba personalmente, en una época mucho más difícil, mucho menos iba a permitirlo ahora. Pero después de este giro de los acontecimientos me ha entrado la duda, ¿y si Vince ha aprovechado todo el quilombo de la finalización de contrato de CM Punk para empezar a planear su retirada? De ser así la WWE y CM Punk van a perder una oportunidad única. En fin, esperemos que no sea más que otra estrategia para mantenernos en vilo...

Por lo demás, un par de cosas que se me olvidaron decir en el post de ayer. Una, lo mucho que me sorprende lo popular que se ha hecho Alex Riley en tan poco tiempo. Vaya ovaciones se lleva el tío. Podemos tener un midcarder interesante en Riley, si le pushean a un ritmo adecuado. Me alegro de que perdiera ayer su combate. The Miz tenía que volver a la órbita del main event a riesgo de perder su estela, y Riley está muy lejos de aspirar siquiera al título USA.

Hay un buen midcarder en Riley. Pero por dios, que deje de poner esa cara de memo...

¿Quién será el campeón? A la espera de que Cena y/o Punk vuelvan a entrar en la pomada (cielos, espero que Cena no), supongo que la cosa está entre Miz y Del Río. Y ninguna de las dos son las mejores elecciones. Muchachos, la separación de rosters no se sostiene. Nació en un momento en el que los McMahon temían posibles demandas por monopolio y en el que tenían que gestionar un plantillón. Ahora ninguna de las dos condiciones se cumple. No hay midcards fuertes, no hay escena de tag team, no hay escena femenina y, lo que es peor, no hay masa crítica en el main event para mantener dos campeones mundiales creíbles (y otros tantos aspirantes). Los cinturones están perdiendo prestigio a pasos agigantados con reinados tan flojos como los de Sheamus, Swagger o Miz, por no mencionar tantos cambios y reinados en poco tiempo, como si cambiar mucho de campeones fuera a solucionar el hecho de que ninguno es sólido. 

Creo que ha llegado el momento de reunificar rosters. Con una plantilla muy menguada en cuanto a talento y estrellas, la única solución es converger para volver a tener main events, midcards, tag teams y división femenina de calidad. Los ratings hablan claro: Smackdown! ya no se sostiene por sí solo, entre otras cosas porque la WWE se ha encargado de que así sea, y RAW no anda mucho mejor. Así pues, que dejen RAW como programa estrella y mantengan Smackdown! y Superstars como medio para desarrollar ángulos menores y/o desarrollos más periféricos de las storylines principales. Si de hecho hay una jerarquía de programas, mejor santificarla y echar toda la carne en el asador que mantener la ficción de dos rosters en igualdad de condiciones.

¿Que habrán despidos? Seguro. Pero tampoco es que a los Yoshis Tatsus o Tyson Kidds les esté yendo mejor ahora. Y sinceramente, no creo que eche mucho de menos a Tyler Reks, Vladimir Kozlov o Curt Hawkins. Por otro lado, gente como Rey Misterio, Kane, Big Show, Mark Henry o William Regal están en los últimos estadios de sus carreras (a Triple H y el Taker les doy por retirados), por lo que dejarán más huecos en el roster. Personalmente no vería con malos ojos que incluso adelantaran sus retiradas. Finalmente, otros luchadores podrían encaminarse a reconstruir una escena fuerte de tags. O sea, que la cosa no sería para tanto, pero daría un salto de calidad al producto, en mi opinión.

He aquí a un hombre al que no echaré de menos

Con 40 o 50 luchadores se puede mantener un roster perfectamente. Son los que había en los 80, y más o menos en la era Attitude. La WCW de mediados de los 90 tenía incluso más. El problema no es que sean muchos. Es que lo parecen porque los programas se centran siempre en los mismos luchadores mientras otros se quedan chupando banquillo durante meses (¿me oyes TNA?). Lo que hay que hacer es crear ángulos interesantes para todos: los main eventers, los midcarders, los tags y las divas. Se ha hecho en el pasado y se puede volver a hacer ahora. Tipos como Ted DiBiase, Jake Roberts, Roddy Pipper, Ric Steamboat, Don Muraco, Rick Rude, Mr. Perfect o Rick Martel eran capaces de mantener feuds interesantísimos entre ellos sin necesidad de que hubieran cinturones en juego, ni de travestirse o hacer storylines de incesto para ver si con polémicas baratas se pueden hacer un hueco en el corazón del aficionado. Lo mismo puede decirse de tags como la Hart Foundation, Demolition, British Bulldogs, Rockers, Road Warriors, Freedbirds, Midnight Express, Rock'n'Roll Express, Arn Anderson y Tully Blanchard... ¿es que ya no es posible eso hoy día? No me lo creo. Es simple y llanamente falta de interés en los creativos y mala planificación del producto.

De lo de Sin Cara... buff, mejor hablamos otro día, que me quedo sin tiempo. Iba a hablar también de lo poco que me gustan los Money in the Bank, pero lo dejaré también para otra ocasión. Así que os dejo hasta la próxima con una recomendación literaria, esta estupenda entrada del blog de Paul Heyman, ese enorme genio del wrestling, donde expone algunos de los problemas de la WWE actual y confirma algunas de mis propias sospechas al respecto...

Stay tuned!

A veces cualquier tiempo pasado SI era mejor...

lunes, 18 de julio de 2011

¿Punto de inflexión?

¿Pasará esta imagen a la historia?

Vale, tener un blog de wrestling y hablar de DVD mientras se hace historia tiene poco sentido. Sería cómo hablar del tiempo mientras caen las Torres Gemelas, algo hasta casi de mal gusto. 

Bueno, pues sí. Ha sido la hostia. La WWE por fin ha metido un gol por la escuadra, algo que no sucedía hace mucho, mucho tiempo. Ya lo he dicho antes, llevamos una década en la que aquí y allá salen cosas que merecen mucho la pena, que incluso son ya historia con mayúsculas, pero que se pierden en un mar de mediocridad. Por no mencionar la cantidad de veces en las que algo que parecía que podía haber llegado lejos se ha quedado en poco por decisiones espantosas, léase la storyline de los Nexus o el main event de Wrestlemania XXVII por poner sólo dos ejemplos cercanos. Por eso me he mantenido expectante desde la célebre promo de CM Punk en RAW, e incluso después según la storyline ha seguido creciendo y mejorando. Había que ver cómo remataba la WWE la historia, y la experiencia reciente no invitaba a ser halagüeños… 

Y en fin, qué puedo decir que no se haya dicho ya… El combate ha sido la leche. ¿Cinco estrellas cómo algunos están diciendo por ahí? No, ni de coña. Lo perfecto es perfecto, y en el combate hubo varios botches de impresión. Y aunque no los hubiese, no creo que llegase a ese nivel a pesar de todo. Pero qué demonios, hemos visto algo sencillamente descomunal, el posible nacimiento de la siguiente gran superestrella y quizá un momento que con el tiempo pongamos a la altura del Flair-Race de Starrcade’83, del Hogan-André de Wrestlemania III o del Austin-Hart de Wrestlemania 13. Todo depende de lo que suceda a partir de mañana… Por no mencionar los rating de RAW y la cifra de compras del PPV

Esa camiseta... ¿un presagio de lo que está por venir?

Y digámoslo de una vez: si este combate puede llegar a esas alturas no es sólo por lo que sucedió en el ring. Lo es por la storyline, por las promos, por los gimmicks, por los montajes de video, por el astuto trabajo de marketing de la WWE, por el ambiente, el público de Chicago, por las caras de Punk y Cena… Todo, absolutamente todo esto es wrestling, ahora como en 1960. Sin todo lo que rodea al combate, el combate se queda en poco menos que nada. Tampoco puede ser que el combate en sí no sea nada, que es lo que a veces pasa hoy día. Pero seamos francos, ¿habríamos hablado tanto de este combate si no? Ni de coña. Es algo que muchos die hard fans de esta era de Internet no parecen entender.

Creo por otra parte que hay que darle algo de crédito a Cena. Está a años luz de ser mi luchador favorito, pero me parece que a veces somos extraordinariamente duros con él. El tipo ha demostrado que cuando le dejan, puede dar grandes combates. Y sí, digo cuando le dejan, porque estoy seguro de que a Cena le han jodido la carrera por bookearle de una determinada manera. De hecho, alguna vez se ha comentado que si algo le reprochan otros luchadores es precisamente no ser capaz de imponerse un tanto a los jefes y negarse a ciertas cosas, estando en la posición en la que está. Recordar de nuevo el main event de la última Wrestlemania es obligado aquí: ¿os imagináis a Hogan o Austin aceptando ser humillados de esa forma por un luchador retirado? Ni en mil vidas. Pero bueno, merece la pena que me detenga más en ello en un futuro…

 Chúpate esa X-Division

En cuanto al resto del PPV, los dos Money in the Bank bien sin aspavientos. Mejor el de RAW que el de Smackdown!, seguramente porque había más talento. Aunque en el final podía haber habido más interacción, que Alberto Del Río estuvo quizá demasiado tiempo solo arriba de la escalera. Su victoria estaba cantada, aunque espero que no se precipiten con ese run como campeón que se le atisba en el horizonte. Sheamus fue el MVP del MITB de Smackdown! El tipo ha mejorado mucho, creo que debería haber sido ahora, y no hace año y medio, cuando empezara su ascenso al main event.

Respecto a Daniel Bryan, espero que tengan algo verdaderamente especial reservado para él, y cuando digo especial digo a la altura de lo que está sucediendo con CM Punk, porque ahora mismo no está preparado. Y me niego a que sea otro Jack Swagger, porque a diferencia de Swagger Bryan LO TIENE y mucho, pero precisa de más tiempo. Se pueden cargar su carrera por darle un push precipitado.

Cuidado Daniel, ese maletín no siempre construye carreras...

El Orton-Christian ha sido otro home run. Orton estaba estancándose como face, perdiendo poco a poco la enorme popularidad que había alcanzado el año pasado, entre otras cosas porque la WWE le estaba bookeando justo en el sentido contrario al que hacía que la gente le adorase. El perder el título por pura rabia y el vicioso ataque posterior a Christian nos devuelven al Orton maníaco que nos gustaba. De hecho, empezó el combate recibiendo reacciones mezcladas y se retiró aclamado unánimemente. Ahora le convendría mantenerse alejado un tiempo del título, y quizá de la misma WWE. Vamos, lo mismito que a Cena, con el que tantos paralelismos comparte.

De no ser por lo que está pasando en torno a CM Punk, diría que el feud Orton-Christian está siendo la storyline del año. Ha consolidado definitivamente a Christian como main eventer, a pesar de las quejas iniciales sobre su famoso primer run como campeón hace unos meses. Espero que ahora la WWE no cometa la insensatez de devolverle el título a Orton demasiado pronto. Diría que conviene que Christian le derrote una vez más, aunque sea de forma sucia y con otro ataque posterior de Randy. Podrían sacarse algo así como una suspensión a Orton por su conducta y dejar descansar al Viper y este feud durante algunos meses. Así, Christian podría demostrar que puede ser campeón y se protege a Orton de quemarse. Al final de año Randy podría volver y costarle el título a Christian, y cerrar el feud con un Hell in a Cell u otro combate de ese calibre.

Orton, así de amistoso nos importas un carajo

El combate entre Mark Henry y el Big Show fue sorprendentemente interesante, como lo está siendo todo su feud. Ambos están poniendo toda la carne en el asador, y se les nota que saben más por viejos que por diablos. Están poniendo psicología y storytelling, y cuando eso pasa, hay buen wrestling. El problema, claro está, es que ambos están más quemados que la pipa de un indio. Nadie mínimamente veterano nos vamos a tragar ahora nada nuevo de ellos, y menos el enésimo intento de la WWE por vendernos a Henry como main eventer. Son ya 15 años vendiéndonos esa moto, y si no ha funcionado las 200 veces anteriores no es de esperar que vaya a funcionar ahora.

Las divas… bueno, me parece injusto criticar a las Bellas, porque creo que son buenas trabajadoras y que incluso venden bastante bien sus personajes. La que es lamentable es Kelly. Cinco años ya en la empresa y todavía sigue siendo una máquina de hacer botches… Por favor WWE, da con las chicas el mismo giro que pareces estar dando con los chicos. Déjate de Kellys y Eves y dale protagonismo a Beth Phoenix, Gail Kim y Melina, a ver si así podemos volver a tener una división femenina decente.

Otras cosas que me sorprendieron: Lo incomprensiblemente duros que son algunos públicos con Rey Misterio. Un tipo que ha dado tanto y tan bueno no se merece los abucheos que le dieron anoche los asistentes al PPV. Él no tiene la culpa de que Vinnie Mac le haya señalado como icono infantil. Sheamus sin embargo está realmente over. La gente le adora, y sospecho que un turn face está cerca para él, seguramente continuando su historia con Christian.

Al pobre Rey le abuchean por que un campeón no puede ser bajito. Toma nota Bryan...

La gente también quiere mucho a Kofi Kingston y a Evan Bourne. Cada vez que salen se llevan grandes ovaciones, aunque en mi opinión no creo que ninguno de los dos tenga lo que hay que tener para llegar a lo más alto. Y ni falta que hace, que ahora parece que ser un midcarder es algo malo y no un puesto tan necesario como el main eventer o el jobber. Pero al menos en el caso de Bourne podrían darle más cancha viendo lo over que está con el público.

En resumidas cuentas, un buen PPV, aunque no desde luego tan excelente como se está llegando a vender. Pero lo que es realmente importante, puede ser el comienzo de una nueva era en la WWE. Hay algo en la atmósfera que así lo sugiere. No sólo lo de CM Punk, también la victoria de Bryan y el retorno del Orton maníaco apuntan a ello, a que la WWE quiere dar un giro, que por fin están escuchando, que es posible que hayan identificado el problema. Aún queda mucho por hacer, son necesarios muchos cambios en profundidad, muchas inercias negativas que vencer, pero al menos da la impresión de que algo está cambiando.

Y como todos los cambios, necesariamente serán lentos. Hay que ser pacientes, y también prudentes, porque los obstáculos son más estructurales de lo que parece, como ya he comentado en este blog. Habrá que ver los RAW y Smackdown! de esta semana para ver cómo progresan las cosas. Para empezar a comprobar si acabaremos recordando este Money in The Bank 2011 como ahora recordamos el King of the Ring 1996 o cómo la enésima oportunidad perdida…

Punk de juerga celebrando su éxito. Esperemos que no sea flor de un día...


martes, 12 de julio de 2011

ODIO los handicap match...



Iba a hablar de DVD, pero estaba leyendo los resultados del RAW de anoche y me ha hervido la sangre. Sin pinchar nada, pero hay cosas que claman al cielo...

Digamos que anoche hubo no uno sino DOS handicap matches, el gimmick match que más odio. Primero, porque no es creíble que un solo tipo, por grande y duro que sea, pueda vencer a dos (¡e incluso tres!) al mismo tiempo, a menos que sea Superman. Y segundo, precisamente porque sólo sirven para vendernos como superhombres a determinados wrestlers, generalmente los main eventers, a costa de humillar y pisotear la credibilidad de otros miembros del roster. Lo peor es que no sirven para nada. No conozco a ningún fan del wrestling que le gusten este tipo de combates, y jamás, repito, JAMÁS, ha habido un sólo combate handicap mínimamente memorable*.

La WWE actual tiene una obsesión enfermiza por los handicap match, cada dos por tres hay uno. Los grandes perjudicados han sido los tag team, generalmente corderos sacrificiales de los main eventers (insisto: echad un vistazo al RAW de ayer). Luego se preguntarán los McMahon por qué los luchadores jóvenes no conectan con el público...

En fin, esto enlaza con lo que decíamos el otro día de la ineptitud de la actual WWE para manejar sus plantillas y utilizar correctamente a sus luchadores. Y no hay manera de cambiar las cosas... Por buena que sea la storyline de CM Punk (que lo está siendo), no va a suponer ninguna mejora si no hay un cambio de dirección más profundo y estructural...


También el nuevo mesías fue víctima de ridículos handicap match no hace tanto tiempo...

*: Excluyo de todo lo dicho los tag team handicap matches. Es decir, enfrentarse dos contra tres o tres contra cuatro, que sí los puedo aceptar. No así dos contra cinco, que ya es pasarse. 


domingo, 10 de julio de 2011

What's next...

Hola amigos, después de los tres artículos seguidos sobre la situación actual de la WWE creo que los próximos derroteros del blog irán por la crítica de DVD. Hace cosa de un mes aumenté mi colección con cinco nuevos a un precio realmente interesante (os recomiendo que chequeéis las secciones de ofertas y "stock clearance sale" de la web de Silvervision de vez en cuando si queréis llevaros auténticas gangas), así que os comentaré que me han parecido. Además es probable que alguno de ellos me inspire un comentario más amplio sobre la carrera de un luchador recientemente retirado, al que le estoy dando vueltas... 

¡Nos leemos!

viernes, 8 de julio de 2011

Todo lo sólido se desvanece en el aire

Ms. McMahon e hija inaugurando la sesión en Wall Street. ¿Y el wrestling?

Vivimos tiempos rápidos, de obsolescencia acelerada. Las modas pasan veloces, los iconos de la cultura popular duran menos que nunca, víctimas del afán de ganancia de las grandes corporaciones que dominan nuestro ocio. Como parte de todo este entramado, la WWE del siglo XXI es víctima de esta tendencia. También la WWE se ha entregado al mercado antes que a su función original de promoción de wrestling. Mirando sólo por el beneficio rápido y el corto plazo, la actual WWE carece, en mi opinión, de una estrategia que mire ya no sólo a su propio futuro, sino al del negocio en general.

Y para muestra un botón: la continua rotación de luchadores. Poco se asemeja ya el roster actual a aquella impresionante plantilla que Vince McMahon lograra juntar tras su inesperada victoria en las Monday Night Wars allá por el año 2001 y 2002. Desde entonces, la mayor empresa de wrestling del mundo ha cambiado a cerca de 300 luchadores, promocionándolos desde sus territorios de desarrollo, dándoles push, para después despedirlos y en algunos casos volverles a contratar tiempo después, llegando este ciclo a completarse incluso en pocos días (caso de The Boogeyman o Daniel Bryan). Así resulta difícil para el consumidor identificarse con unos luchadores que la empresa le sigue presentando como Superestrellas.

El pobre Boogeyman echa humo con tanto vaivén

De esta manera, el aficionado medio del wrestling se ve privado de uno de los puntales históricos del mundillo: el hacerse fan de un luchador, respetarle, seguir su trayectoria a lo largo de muchos años, conocer su record al dedillo, amarle en sus periodos face y odiarle en sus fases de heel. Al igual que en cualquier otro espectáculo deportivo, son los luchadores los que venden entradas y, en fin, escriben la historia del wrestling. Y para que ello sea posible, cada uno debe tener su papel: los héroes populares, los malvados, los jobbers, los campeones, los eternos aspirantes, los managers, los que saben hablar y actuar, los cómicos, los fuertes y gigantes, los técnicos y high flyers: todos, absolutamente todos. Históricamente, el éxito en el wrestling dependía de que una promoción ofreciese una adecuada combinación de todos esos elementos. Y por eso hoy recordamos con tanto cariño a Nikolai Volkoff, Earthquake o los Bushwackers. Sin embargo, cuesta encontrar a sus equivalentes entre los luchadores de la actual WWE (¿Vladimir Kozlov?, ¿los High Landers?).

Y la razón es el inadecuado ritmo con el que la WWE maneja a sus plantillas. A los luchadores ya no se les permite desarrollar su carrera a su ritmo, encontrar su propio estilo. Se les echa a la arena masiva a una edad muy joven, cuando todavía les queda mucho por aprender, tanto profesional como vitalmente. Se les empuja a pelear con los mejores. Se les dan y quitan cinturones a velocidad de vértigo. Forman tag teams que en apenas un año se separan, luchan entre sí, son lanzados en solitario para, probablemente, volver a juntarles en una nueva storyline poco tiempo después (¿le suena al lector el caso de The World's Greatest Tag Team o Lance Cade y Trevor Murdoch?). Pasan de un roster a otro, de heels a faces, sin solución de continuidad. De protagonizar main events a dark matches. En muy pocos años, los luchadores están quemados. Da la sensación de que les hemos visto todo, de que ya no pueden mostrarnos nada más. En ese momento, muchos ven retirada la confianza de la empresa y finalmente son despedidos. El sueño de su vida ha acabado antes de empezar. Muchos se retiran del wrestling, conscientes de que fuera de la WWE no alcanzarán reconocimiento masivo. Es sólo una muestra más de la errática política que la empresa de los McMahon ha seguido en la última década. 

Muhammad Hassan: una de las muchas víctimas de la impaciente WWE actual

A ello hay que unirle las storylines que se inician y se desechan sin mediar explicación, los miembros del roster que se quedan en casa porque los bookers "no tienen nada para ellos" (¡increíble disponer de un profesional de talento y no saber aprovecharlo!), la falta de creatividad a la hora de elaborar historias interesantes fuera de las que involucran a los nombres principales de la empresa (HHH, Taker, Cena, etc.), el que las peleas sólo sirvan para seleccionar a los futuros contrincantes de aquellos... Es inconcebible que luchadores como Paul London, Brian Kendrik, Elijah Burke, Ken Doane, Sylvain, Renee Dupree, Rob Conway, Steven Richards, 2 Cold Scorpio, Super Crazy, Funaki, Nunzio, Carlito, MVP, Kaval, Chavo Guerrero y un largo etcétera  sean despedidos o no aparezcan en televisión durante meses mientras en los programas semanales se nos ofrecen una y otra vez los mismos combates y los PPV presentan revanchas interminables involucrando siempre a los mismos nombres. Cualquier empresa mataría por disponer de la mitad de la plantilla de la WWE, mientras esta se dedica a crear feuds de la nada para llenar PPV en los que en realidad sólo importan un par de combates o porque no saben cómo utilizar a talentos descomunales como Evan Bourne o Justin Gabriel.

¿Por qué? 12 PPV anuales (que han llegado a ser 16), 4 programas semanales, varios especiales, constantes tours por todo el mundo. La exigencia del día a día, vale decir de su interminable necesidad de acumular dinero, ahoga a la WWE en un mar de apremios. No hay tiempo de pensar, sólo de actuar. De ahí la sensación de improvisación, de dudas, de intermitencia. Lo que hoy parece seguro, mañana cambia por completo dependiendo de un rating o una bajada de ventas. Y dada la escala de negocio en la que WWE se mueve, parece más sencillo para los McMahon renovar constantemente el roster que afrontar los problemas estructurales de su empresa. No obstante, el tiempo parece que esta vez va a quitarle la razón a Vince, y a los ratings en caída libre me remito. Y, probablemente, la única manera de dar un vuelco a este camino descendente es precisamente el contrario. La WWE necesita superar las urgencias. Frenar, tomar aire, replantear toda su estrategia.

De tanto preocuparse por sus accionistas, Vince ha descuidado su producto. La paradoja es que eso hace que las acciones bajen. ¿Podrá salir la WWE de este círculo vicioso?

miércoles, 6 de julio de 2011

Son odiosas...

... Pero a veces hay que hacerlas. De nuevo os dejo el link al artículo original que publiqué en Solowrestling para que lo comparéis con el post de ayer, para jugar a "busca las diferencias" si os apetece:

http://www.solowrestling.com/noticia.php?30/150/42/6/M301504282/La_ausencia_(o_no)_de_competencia

Rigor obliga. ¡Mañana más!

Un tópico (no tan) manido: la ausencia (o no) de competencia de la WWE


Sí, es un debate al que se le ha dado mil vueltas, pero que no deja de ser central a la hora de reflexionar sobre el estado actual, más bien crítico, del wrestling en general y de la WWE en particular. Como todos sabemos, la actual WWE, antigua WWF, es la última gran promoción de lucha libre a escala mundial. Sí, todavía quedan empresas importantes en México, Japón y Puerto Rico, países de una fuerte tradición local. Pero ninguna se encuentra en condiciones de competir con WWE, ni siquiera en sus propios territorios. Vince McMahon, dueño de la WWE y emperador mundial del wrestling, acabó en 2001 una carrera que empezó veinte años antes, cuando se hizo cargo de la empresa que fundó su padre: el paso de ser una promotora local a dominar el entero negocio del wrestling. Quizá ahora ese sueño, como todos los deseos largamente aguardados, se esté tornando en pesadilla una vez cumplido.

Los 80 y 90 fueron, casi sin discusión posible, las dos mejores décadas de la historia del wrestling. Aunque la vieja era de los territorios y la NWA proporcionó incontables horas de diversión y entretenimiento, no es menos cierto que sumió al negocio en una confortable parálisis de varias décadas. Conformándose con contentar al casi cautivo público local, las empresas jugaban sobre seguro, apenas arriesgaban. Cuando a principios de los 80 Vince Mc Mahon Jr. decidió expandir nacional y mundialmente su empresa, el resto de promotoras se lanzaron a competir tanto con la poderosa WWF como con sus vecinos, tratando de hacerse un hueco o simplemente de sobrevivir. Ello generó una dinámica de innovación y riesgo en todos los aspectos del negocio que benefició principalmente al espectador. En los 90, aunque a escala más reducida, las famosas Monday Night Wars que enfrentaron a la WWF y a la WCW del multimillonario Ted Turner, con la modesta ECW como tercer invitado, nos proporcionaron otro buen puñado de momentos memorables y varias revoluciones en el mundillo. En ambos casos la historia fue la misma: la competencia fue el motor que impulsó a las empresas a presentar el mejor producto posible al aficionado. Y en ambos casos, la WWF se alzó con una victoria absoluta que dejó a la competencia fuera del negocio.

En una sociedad capitalista como la nuestra la competencia suele tener un resultado cruel para los derrotados: la desaparición. Y así, los 80 terminaron con el cierre de promociones legendarias como AWA, WCCW, GCW, UWF, CWA, CWF, WWA o Stampede Wrestling, así como la desaparición en la práctica de la NWA. En los 90, la WWF consiguió incluso adquirir su archirrival WCW (último vestigio de la era dorada de la NWA) y a la revolucionaria ECW. Ya como WWE, la empresa de los McMahon parece haberse proclamado único heredero legítimo de toda la gloriosa historia del wrestling USA, reconociendo el legado de sus antiguos rivales, promocionando a sus leyendas como si fueran suyas (introducción en Hall of Fame incluida), programando en su canal y sus DVD's los productos que un día luchó por hacer desaparecer, haciendo incluso públicas referencias en sus programas -como la que en 2007 hizo en un Smackdown! MVP, recordando los grandes nombres de la NWA que habían conquistado el campeonato USA que acababa de ganar-, algo que, curiosamente, en el pasado se esforzaba en negar. Liberada de los rigores de la batalla, la WWE (cuyo respeto por la historia viene de lejos, todo hay que decirlo) parece alzarse como un universal del wrestling norteamericano, como el resultado final de una larga evolución del negocio de la que, finalmente, ella misma fuera a la vez resultado y protagonista.

Verne Gagne: Vince arruinó el negocio de mi vida, pero al menos me introdujo al Hall of Fame

Y sin embargo, cuán lejos está la actual WWE ya no de su propia historia, sino de cualquiera de las empresas cuyo legado atesora. Y el hecho de la falta de competencia con rivales de su mismo negocio es, aunque fundamental, sólo un aspecto del problema. Porque en el capitalismo la competencia de las empresas jamás termina. Pero, ¿contra quién compite la WWE entonces si ha conseguido destronar a toda promoción rival? Compite contra sí misma, contra su historia, contra los ratings, contra el progresivo desinterés de un público que percibe el descenso de calidad en el producto, contra sus anunciantes y patrocinadores, contra sus accionistas, contra otros iconos de la cultura pop. Y ese es el problema. Cuando la competencia venía del propio campo del wrestling, la WWE y el resto de empresas se esforzaban por agradar al público del wrestling o atraer a nuevos públicos al wrestling. La actual WWE, en cambio, se comporta como una gran corporación, guiada por una constante necesidad de expansión, beneficio, acumulación de capital. Se mueve por números abstractos, por ratings, la compra de PPV's, el valor de sus acciones, los resultados contables semestrales, la venta de merchadising. Y ello está determinando una política respecto al wrestling muy diferente, y en mi opinión muy perjudicial.

Por supuesto, no me engaño respecto a la presencia del factor económico en pasadas eras del wrestling. Claro, el dinero siempre ha sido importante, que se lo pregunten si no a todas las promociones que la WWE ha apartado del negocio. Sin embargo, antaño el wrestling era mayormente un negocio familiar y vocacional. Las promociones nacían, fundamentalmente, movidas por la pasión por el mundillo, un espíritu que hoy sólo se conserva en las Indys. De hecho, la mayoría eran propiedad o estaban dirigidas por luchadores antiguos o incluso en activo (la AWA de Verne Gagne o la WCCW de los Von Erich son dos buenos ejemplos), por familias de empresarios muy ligadas al wrestling (los Crockett, los mismos McMahon) o fans del mismo (caso incluso de la WCW de Ted Turner). Promotores, productores y luchadores formaban un equipo, casi una familia, cuyo objetivo común era ganarse a los fans antes que amasar dinero, como refleja por ejemplo la ECW original. Y aunque a partir de los 80 Vince impuso la cruda realidad de la competencia empresarial al mundo del wrestling, hasta fechas muy recientes incluso las gigantes WCW y WWF peleaban por imponerse como la mejor empresa de wrestling de todas. La dictadura de la WWE ha cambiado radicalmente este panorama.

En una especie de ironía histórica, la WWE actual representa una especie de regreso al antiguo sistema de los territorios, en tanto que casi monopoliza un público cautivo. Sin embargo, hay dos diferencias fundamentales. Una, evidente, de escala, pues hoy la WWE domina TODO el wrestling mundial. Otra, cualitativamente más importante, de orientación, ya que el énfasis se ha desplazado del wrestling al dinero. Sin competencia dentro de su campo, la WWE ha pasado a ser un monstruo devorador que necesita, como toda gran corporación, hacer crecer continuamente su capital. Más houseshows, más PPV, más programas, más merchadising, más luchadores, nuevas oportunidades de negocio (nuevos rosters, películas, incursión en el fútbol americano, el culturismo, etc.). Las decisiones pasan, así, a ser de corto plazo. La velocidad se acelera. Cada nuevo rating puede suponer un cambio de orientación en el producto, un despido, un PPV cancelado o un cartel cambiado. Las frías cifras mandan, y mandan mucho, en la nueva WWE, y esa es, en mi opinión, una de las razones de su errático comportamiento en estos últimos años, en los que unos pocos momentos históricos y combates memorables se alternan con una mayoría de producto plano y aburrido, previsible, seguro.

Uno de esos pocos momentos históricos de los últimos 10 años. Huelga decir más...

La WWE se repliega sobre sí misma, de manera que cada producto sirve para promocionar a otro: los programas semanales para vender PPV, los PPV para vender merchadising, el merchadising para fidelizar a la audiencia a los programas semanales. En WWE aún se preguntan el por qué del fracaso de la reintroducción de los recuperados Saturday Night's Main Event, cuando la mayoría de los aficionados lo sabemos de sobra: porque, al contrario de sus predecesores de los 80, no ofrecen algo único y excitante, sino que forman parte de la gigantesca rueda cotidiana de la WWE. No ofrecen nada diferente a los PPV o los programas semanales. Sólo se esfuerzan en promocionar libros y películas patrocinados por la marca madre, en vender el siguiente PPV, en enseñar al famoso o la leyenda de turno como medio facilón de aumentar los ratings (y por tanto aumentar sus ingresos por TV). El aficionado fiel percibe esto y se queja, el público en general no se siente suficientemente atraído como para entrar a este fascinante mundo. Y así, el negocio se resiente, el público es menor y todo el wrestling, nos guste o no, pierde en su conjunto.

Por supuesto, el volumen de negocio de la WWE es tan grande que puede mantenerse sobradamente incluso durante décadas de esta forma, aunque acabe arrastrando a todo el wrestling. ¿Perdemos público en EEUU? Bien, lo compensaremos buscando nuevos mercados en Europa, Asia y Latinoamérica. O invirtiendo en cine, en multimedia, en reality shows, en otros espectáculos. Y siempre habrá un mínimo mercado cautivo que conformará una base rentable. Mientras el único enemigo de WWE sea la propia WWE parece difícil que estas tendencias negativas cambien. Y dada la extrema dificultad en que otra empresa de wrestling (véase si no la triste andadura de Wrestling Society X pese a estar respaldada por la poderosa MTV y la incapacidad de TNA para siquiera acercarse a las cifras de la WWE incluso con un roster plagado de estrellas como el actual) se establezca como competencia a corto, medio e incluso largo plazo del gigante de Conneticut, parece que la única manera en que la WWE vuelva a ser lo que fue es que, verdaderamente, respete la historia que dice representar y recupere su sentido como empresa de wrestling.