Lo admito: soy orgulloso poseedor de esa bellísima camiseta.
Es verdad, lo confieso, me costó coger cariño a Stone Cold. Corría 1997 y mis padres se pusieron el Canal Satélite Digital. Yo llevaba cerca de tres años gastándome auténticas fortunas en VHS y revistas americanas con las que mantener de modo precario mi afición al wrestling, acción incomprendida y recurrentemente criticada por mis padres y en general todo mi entorno. Bueno, ahora pasa lo mismo, pero con esto de Internet te sientes menos solo. El caso es que en Sportmanía, un canal de deportes de la mencionada plataforma digital, ponían RAW y en el canal alemán DSF Nitro y Thunder. Las Monday Night Wars estaban en su apogeo e Internet empezaba a dejar de ser ciencia-ficción. Gran momento para ser fan del wrestling.
Ya en aquellos tiempos cualquiera que tuviera ojos en la cara veía que Stone Cold Steve Austin iba a ser la siguiente gran superestrella y que iba a conseguir el campeonato en Wrestlemania XIV. Las ovaciones que se llevaba cada vez que salía eran absolutamente descomunales, y el push que estaba recibiendo iba en consonancia (¡parecía que estaba en todas partes el muy cabrón!). Pero ahí seguían mis dos luchadores preferidos Bret Hart y The Undertaker, además de otros muy queridos por mí como Owen Hart, The British Bulldog o The Legion of Doom (no desde luego Shawn Michaels, ¡cómo le odiaba por aquel entonces!). Aquel calvorota les estaba robando la estrella a todos ellos, y eso era algo que ni entendía, ni me resignaba a aceptar.
Me costaba reconocer en ese redneck feroz y malcarado al luchador que había conocido como Stunning Steve Austin en la WCW de principios de los 90. Recordaba que en la empresa de Ted Turner, Austin ejercía del clásico heel arrogante pero cobardón. Era un gran midcarder, que orbitaba en torno a los prestigiosos títulos USA y TV, que había tenido un par de buenos feuds con Barry Windham y Ricky Steamboat y que había ejercido un digno papel de segundón en aquella saga de Sting contra la Dangerous Alliance. La verdad sea dicha, apuntaba maneras. Pero en modo alguno llegué a pensar que podía levantar a miles de personas de sus asientos con el simple sonar de unos cristales rotos, menos aún ejerciendo de outlaw con pintas de camionero. ¿Qué había pasado para que se operara semejante transformación?
El joven Steve con pintas de hair-metalero. Qué vueltas que da la vida.
Pero claro, uno es un enorme fan del rock'n'roll, de Conan, de Bruce Willis, de Lobezno, de Lobo, de las pelis del oeste y en general de todo personaje que en inferioridad numérica es capaz de salirse con la suya a base de puro coraje y determinación. ¿Cómo no caer en sus redes?, ¿cómo no volverse fan de un luchador como Stone Cold Steve Austin? Admitámoslo: es el wrestler definitivo. Este deporte-espectáculo está hecho a la medida de un tipo como él. Porque seamos francos, el wrestling es un entretenimiento básicamente masculino y de frikis. Y Austin condensa como nadie las virtudes que el público del wrestling adoramos. Es un personaje de comic o de pelis de acción encarnado. Y no, no es mejor que Ric Flair (¡nadie es mejor que Ric Flair!), pero sí condensa mejor que él lo que nos gusta del wrestling.
Así que con el tiempo, no mucho tiempo todo hay que decirlo, me encontré animando a muerte al bueno de Stone Cold contra Shawn Michaels, contra Mr. MacMahon y contra The Rock. Disfruté como un enano con aquellas históricas viñetas de la Era Attitude, como aquella en la que salía esposado después de endosarle un stunner al tito Vince, ¡quién no ha soñado alguna vez con darle de hostias a su jefe! Ver a Stone Cold decirle a Vince que nadie le decía lo que podía hacer o no mientras Vince le exhortaba a ser pragmático y adaptarse a lo mainstream... Bueno, era simple pero efectivo: era lo que todos queríamos ver.
Venga, confesadlo, ¿quién no ha intentado hacerlo en alguna ocasión?
En el ring Stone Cold no llegó a ser tan bueno como prometía cuando aún era Stunning, aunque la famosa lesión de cuello tras el piledriver mal ejecutado por Owen Hart en Summerslam 1997 (hay que joderse, probablemente el único movimiento fallido por Owen jamás y tuvo que ser ese) le restó muchas posibilidades. Pero siendo sinceros, el estilo de brawler irreductible que muere antes de rendirse, y que adoptó desde entonces, le venía de perlas a su gimmick, y la proliferación de combates sin descalificación de aquella época le favoreció. Y sin duda, era un maestro de la psicología y el storytelling. En el peor de los casos, jamás aburrió en el cuadrilátero, lo cual es más de lo que se puede decir de muchos otros.
¿Y el cinturón del cráneo? Otro punto álgido de la mitología austiniana. Todavía recuerdo aquel RAW tras Wrestlemania XV en el que Steve le devolvía a Vince el campeonato de la WWF ganado la noche anterior, exigiéndole que le trajera de vuelta su cinturón del cráneo fumador si no quería que le patease el culo, ¡genial! Y luego lo de las birras, dios, un campeón de la WWF que se enorgullecía de beber más cerveza que nadie... Imposible no adorarle.
En fin, me da la sensación que escribo sobre mojado, así que no voy a dar más la murga. Os dejo con algunos de mis momentos austinianos preferidos. Como por ejemplo esta promo, del año 2002:
En ella Coach le pregunta si estaba asustado del Undertaker, y el gran Steve le responde que no es que esté asustado, sino que está aterrado, acojonado, paralizado... porque en el condado donde se celebra RAW no se vende alcohol XD. No soy muy fan de la cosa del "What?", pero la verdad es que ha dado para promos delirantes. Como esta otra, mi favorita de todas las de Stone Cold:
Es de antes del Royal Rumble 2002, y en ella nos cuenta como se entrenaba para ganar la madre de todas las batallas: peleándose en los bares con todos los parroquianos, bebiendo cervezas hasta reventar y comiendo hamburguesas como un cerdo para que le creciera una barriga cervecera y que así fuese más difícil tirarle por encima de la tercera cuerda. Enorme. Gigantesco. Colosal.
Y para acabar, la pelea con Booker T en el supermercado, brutalmente divertida, digna de las mejores pelis de Bud Spencer y Terence Hill. Siempre me parto de risa con las caras que ponen los dos cuando Steve abre la cerveza a espaldas del pobre Booker.
Y, ¡hey!, si pensabais que no me iba a ir sin escribir nada malo de Stone Cold... Bueno, sólo tengo una cosa que deciros:
¡AH, AH!
3 comentarios:
No he visto un combate de Stone Cold nunca. Es jodido decir que he visto más veces al Vikingo (de pequeño me partía el culo con él) que a Stone Cold. No me atrae. Eso no quita para que sea un gran fan de McClane, Lobezno y Conan.
¿No te atrae? Dios, tenemos un problema. Stone Cold es la HOSTIA, and that's the bottom line, because i said so!
JAJAJA, ahora es cuando digo que soy parte de la Cenation y el ordenata se autodestruye. Prometo estudiar y ver algún combate.
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