Quizá haya otros aficionados veteranos que puedan corregirme, pero no recuerdo que nadie hablase demasiado de la racha imbatido del Deadman en el evento más grande del año hasta el 10-0 contra Ric Flair en Wrestlemania X-8. Hasta ese momento no se le prestaba demasiada atención. La presencia del Taker siempre ha sido un atractivo en el cartel de WM, claro. Pero hasta aquel año, la posibilidad de emborronar el inmaculado curriculum de The Phenom en la Superbowl del wrestling no suponía valor añadido alguno. Es natural. Al fin y al cabo, hay muchos luchadores que no han perdido en Wrestlemania y nadie parece reparar en ello. Rob Van Dam y Earthquake nunca fueron derrotados en el evento de eventos, por ejemplo. Edge llegó a estar 5-0, pero no fue hasta 2006 que este hecho empezó a usarse en storylines (curiosamente, después perdió durante cuatro años consecutivos). No es algo que se haya planificado, simplemente sucedió. Hasta que todos nos dimos cuenta de lo que significaba llevar un 10-0, y la cosa empezó a adquirir vida propia.
Como tantas otras cosas en la carrera del Taker, no puedo evitar sospechar que la racha ha sido cuestión de suerte. De hecho, podría haber acabado antes de empezar. Las leyendas cuentan que el bookeo original de Wrestlemania VIII contemplaba que el Ultimate Warrior venciese limpiamente a nuestro querido Deadman (¡quién se iba a imaginar entonces que el Taker iba a acabar teniendo un legado muy superior al del Warrior!). Pero los imponderables hicieron que todos los planes para aquella Wrestlemania se reescribiesen a última hora, y que un Phenom recién cambiado a face se las viera con el cara de piedra de Jake "The Snake" Roberts, que entonces apuraba sus últimos momentos en la empresa de los McMahon. Y de ahí a la eternidad...
Desde Wrestlemania X8, como decía, la cuestión de la racha empezó a adquirir los tintes épicos que hoy nos son tan familiares. Y ha obligado a los creativos a enfocar de otro modo las rivalidades del Deadman en el acontecimiento central de la temporada luchística. Ya no es tan factible lanzarle el grandullón de turno para que el Taker le machaque y mandar a la gente contenta a casa, que es lo que de un modo u otro había sucedido hasta 2002. No, nadie se tragaría que un Great Khali, un Viscera o un Brodus Clay pudiera quitarle el invicto al Deadman. La racha perdería valor y dejaría de dar tantos dólares, que es de lo que va todo esto en última instancia.
Como tantas otras cosas en la carrera del Taker, no puedo evitar sospechar que la racha ha sido cuestión de suerte. De hecho, podría haber acabado antes de empezar. Las leyendas cuentan que el bookeo original de Wrestlemania VIII contemplaba que el Ultimate Warrior venciese limpiamente a nuestro querido Deadman (¡quién se iba a imaginar entonces que el Taker iba a acabar teniendo un legado muy superior al del Warrior!). Pero los imponderables hicieron que todos los planes para aquella Wrestlemania se reescribiesen a última hora, y que un Phenom recién cambiado a face se las viera con el cara de piedra de Jake "The Snake" Roberts, que entonces apuraba sus últimos momentos en la empresa de los McMahon. Y de ahí a la eternidad...
Desde Wrestlemania X8, como decía, la cuestión de la racha empezó a adquirir los tintes épicos que hoy nos son tan familiares. Y ha obligado a los creativos a enfocar de otro modo las rivalidades del Deadman en el acontecimiento central de la temporada luchística. Ya no es tan factible lanzarle el grandullón de turno para que el Taker le machaque y mandar a la gente contenta a casa, que es lo que de un modo u otro había sucedido hasta 2002. No, nadie se tragaría que un Great Khali, un Viscera o un Brodus Clay pudiera quitarle el invicto al Deadman. La racha perdería valor y dejaría de dar tantos dólares, que es de lo que va todo esto en última instancia.
La última vez que la WWE pudo hacer eso fue en Wrestlemania 22, con el casket match contra Mark Henry. Y fue por las circunstancias tan particulares que rodearon aquella Wrestlemania, dicho sea de paso un PPV infravalorado en mi opinión. Fue una Wrestlemania atípica, un tanto improvisada por la lesión de Batista, la muerte de Eddie Guerrero, el súbito ascenso de Edge a los main events y las reacciones tan negativas que estaba sufriendo John Cena día sí, día también. Tampoco estoy seguro de que la WWE tuviese muchas ideas más allá de enfrentar al Rapero Coñazo con Triple H, pero bueno. El caso es que para que no se notara mucho la falta de previsión, la WWE decidió apañar un cartel muy denso, con muchos combates de atractivo medio en vez de dos o tres banderas de enganche y otro puñado de peleas de menos peso. Entre medias de todo esto, el Taker se quedó sin mucho que hacer y decidieron ponerle con el mastodóntico Henry y el caramelo del gimmick match para adornar un poquito. La cosa salió medianamente bien (entre los méritos del Taker como luchador debería figurar haber sido el primero en sacarle a Henry un combate decente), pero los aficionados no íbamos a tragarnos algo así ni un año más.
De hacer caso a los mentideros, el propio Deadman había solicitado enfrentarse a Kurt Angle en aquella Wrestlemania. Al parecer el gran hombre ardía por tener un combate cinco estrellas en WM, y sabía que Angle era el tipo indicado para dárselo. No hay que olvidar que el año anterior Angle había echado abajo la casa en el que quizá sea el mejor combate celebrado nunca en Wrestlemania, frente a Shawn Michaels como no podía ser de otra manera. Si los rumores son ciertos, el Taker se habría ofrecido incluso a ser derrotado por el ex campeón olímpico. La trágica muerte del gran Eddie Guerrero truncó aquellos planes, aunque de todos modos estos dos gigantes nos ofrecieron una magnífica (e injustamente olvidada) pelea en No Way Out 2006, un mes antes del evento de eventos.
A lo que íbamos que ya me estoy liando... Como decía, desde el 10-0 se ha ido complicando más y más encontrarle un rival creíble al Taker en Wrestlemania. Porque, ¿quién podría romper la racha? No tiene sentido que sea un luchador consolidado. ¿Para qué necesita por ejemplo un John Cena ganarle al Deadman? Él tiene su carrera ya hecha, y algo tan absolutamente significativo como vencer por primera vez al Taker en Wrestlemania se perdería un tanto en su curriculum, plagado para bien o para mal de importantes victorias y numerosos campeonatos. Los consagrados, descartados por tanto.
Quedan entonces los jóvenes. Para una estrella ascendente, robarle el invicto al Deadman puede suponer el espaldarazo definitivo en su camino no ya al estrellato, sino directamente al panteón de las leyendas. Eso está claro. Ahora bien, pongámonos en la piel de Vince y pensemos, ¿y si ese joven que parece tan prometedor me sale rana? No hay que romperse la cabeza, basta recordar los casos de Brock Lesnar y Bobby Lashley. ¿Que hubiera sucedido si uno de los dos hubiese sido el elegido para poner el uno en el casillero de derrotas como parte del megapush que en su día recibieron? Imaginaos el magno desastre que hubiera supuesto para la WWE escoger a uno de ellos como el primero en vencer al Taker en Wrestlemania para después ver como se marchan de la empresa dejando a Vince compuesto y sin estrella... No, no podemos arriesgarnos tampoco con los jóvenes. Descartados también.
¿Y entonces? Ni gigantones, ni consagrados, ni jóvenes en ascenso. En realidad, ese es el problema. No hay ningún rival que sea cien por cien fiable para romper la racha. Ningún luchador tiene suficientes credenciales, por una cosa o la otra. Y con cada nueva victoria, la cosa se pone más difícil, porque el mito en torno a la racha crece un poco más.
Así pues, a la WWE no le queda otra que tirar por la calle de en medio: escoger a un rival potente que a priori pueda suponer una amenaza creíble para el Deadman, construir una historia atractiva y después dar un combatazo que deje a todos con la boca abierta. Y eso llevan haciendo las últimas cinco Wrestlemanias, con los dos HBK-Taker de 2009 y 2010 como hitos. En el fondo todos sabemos que nadie va a quitarle el invicto, pero año a año la WWE lo hace lo suficientemente bien como para que terminemos por creer que lo imposible es posible y acabemos pasándonoslo pipa y disfrutando de un combate histórico. Y de eso amigos míos se trata el wrestling: de hacer que nos creamos lo imposible y gocemos del viaje. Y ya que habitualmente me harto de criticar a la errática WWE actual, pues merece la pena que le reconozcamos lo que hace bien.
Así que preparad las palomitas y disfrutad. Estamos en camino de algo que estoy seguro de que va a ser grande, muy grande.
De hacer caso a los mentideros, el propio Deadman había solicitado enfrentarse a Kurt Angle en aquella Wrestlemania. Al parecer el gran hombre ardía por tener un combate cinco estrellas en WM, y sabía que Angle era el tipo indicado para dárselo. No hay que olvidar que el año anterior Angle había echado abajo la casa en el que quizá sea el mejor combate celebrado nunca en Wrestlemania, frente a Shawn Michaels como no podía ser de otra manera. Si los rumores son ciertos, el Taker se habría ofrecido incluso a ser derrotado por el ex campeón olímpico. La trágica muerte del gran Eddie Guerrero truncó aquellos planes, aunque de todos modos estos dos gigantes nos ofrecieron una magnífica (e injustamente olvidada) pelea en No Way Out 2006, un mes antes del evento de eventos.
A lo que íbamos que ya me estoy liando... Como decía, desde el 10-0 se ha ido complicando más y más encontrarle un rival creíble al Taker en Wrestlemania. Porque, ¿quién podría romper la racha? No tiene sentido que sea un luchador consolidado. ¿Para qué necesita por ejemplo un John Cena ganarle al Deadman? Él tiene su carrera ya hecha, y algo tan absolutamente significativo como vencer por primera vez al Taker en Wrestlemania se perdería un tanto en su curriculum, plagado para bien o para mal de importantes victorias y numerosos campeonatos. Los consagrados, descartados por tanto.
Una imagen que recordaré mientras viva... Una de las muchas de aquellos dos combates...
¿Y entonces? Ni gigantones, ni consagrados, ni jóvenes en ascenso. En realidad, ese es el problema. No hay ningún rival que sea cien por cien fiable para romper la racha. Ningún luchador tiene suficientes credenciales, por una cosa o la otra. Y con cada nueva victoria, la cosa se pone más difícil, porque el mito en torno a la racha crece un poco más.
Así pues, a la WWE no le queda otra que tirar por la calle de en medio: escoger a un rival potente que a priori pueda suponer una amenaza creíble para el Deadman, construir una historia atractiva y después dar un combatazo que deje a todos con la boca abierta. Y eso llevan haciendo las últimas cinco Wrestlemanias, con los dos HBK-Taker de 2009 y 2010 como hitos. En el fondo todos sabemos que nadie va a quitarle el invicto, pero año a año la WWE lo hace lo suficientemente bien como para que terminemos por creer que lo imposible es posible y acabemos pasándonoslo pipa y disfrutando de un combate histórico. Y de eso amigos míos se trata el wrestling: de hacer que nos creamos lo imposible y gocemos del viaje. Y ya que habitualmente me harto de criticar a la errática WWE actual, pues merece la pena que le reconozcamos lo que hace bien.
Hay que reconocerlo: hay cosas peores que ver...
De todos modos, este año quedaban pocas opciones que ofrecerle al Deadman. Sinceramente, no terminaba de ver a Chris Jericho en el papel, no me preguntéis por qué. Son intangibles, pero no termino de verles química, siendo los dos lo grandísimos luchadores que son. Se me ha pasado por la cabeza que quizá Mick Foley hubiera querido dar una última noche de gloria, pero lo cierto es que no está en forma como para estar a la altura. Me hubiera encantado que hubiese sido un retornado Brock Lesnar, pero si finalmente vuelve al wrestling no ha llegado a tiempo. Lo de Sting quedaba descartado un año más porque está bajo contrato con TNA. John Cena está liado con The Rock...
Por un momento he soñado que la WWE le daba cancha a CM Punk, el único entre los luchadores jóvenes que podría resultar un reto creíble para el Deadman. Está en una posición parecida a la de Randy Orton en 2005, último rival que creo tuvo posibilidades reales de acabar con la racha: ya es grande, pero le queda el empujoncito final y ama lo suficiente este negocio como para no sospechar de una espantada en un futuro cercano. Aunque no derrotase al Taker, dar un combate cinco estrellas en Wrestlemania con LA LEYENDA y tenernos a todos sospechando hasta el último segundo ya sería un puntazo para él... Pero es verdad que si le queremos de hombre número uno, CM tenía que luchar por un cinturón en esta Wrestlemania. Además, al parecer no se lleva muy bien con el Taker... Qué le vamos a hacer.
Es por eso que aunque estaba lejos de ser mi opción favorita por la cosa de la repetición, he de reconocer que Trips quizá era el único candidato posible. No obstante, acordaos de lo que he dicho antes: la WWE siempre consigue hacer algo grande con el asunto de la racha. Bajo este prisma, el Triple H-Taker III que nos espera en esta Wrestlemania es algo que no puedo esperar a ver. Los dos precedentes son simplemente grandiosos, y el feud del año pasado nos ofreció unas cuantas promos buenísimas de ambos. La cosa pinta incluso mejor este año, porque ¿acaso no querrán superarse a sí mismos estos dos colosos? Yo creo que sí. Ya me lo pareció en el RAW de la semana pasada, pero el de esta me lo ha confirmado definitivamente.
A falta de pan, ricas tortas (nunca mejor dicho)
6 comentarios:
Al leer lo de Eddie (casualmente ayer hice un artículo sobre él) he pensado que si siguiese vivo... El que me quiera entender que me entienda, como decía Borja Pérez.
Pero como es un dream match que nunca se podrá hacer, yo creo que tal y como se está llevando la storyline, un nuevo combate entre HHH y Undertaker no está nada mal.
Tío, lo de Eddie fue durísimo. Cuando murió quizá aún no se le consideraba a la altura del Taker. Pasó lo mismo con Benoit...
Tronco, no me puedo creer que no te haya linkado el blog! Creí que eras otro! Ahora mismo me pongo a leer esa entrada sobre el añoradísimo Eddie...
El Taker ha tenido que luchar contra cada mostrenco en Wrestlemania (lease el Gigante González) que quizá el mayor problema es que de esos 19-0, los mejores combates los esté dando ahora y por eso su racha está cogiendo ese prestigio increíble. Ahora como deberes, me toca el Undertaker vs Flair que no lo he visto nunca. No hace falta que me llames blasfemo, que ya me lo llamo yo.
Jajaja, no hace falta que te llame blasfemo, no. Si te digo la verdad es un combate que me parece un poco sobrevalorado. Pese a sus dos protas, a mí nunca me ha terminado de convencer.
Me lo pareció a mí o Botchazo al final cuando Taker iba a hacer el last ride?
Pues la verdad es que hace mucho que no veo el combate, voy a echarle un vistazo y te cuento...
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